La sucralosa aporta el sabor dulce del azúcar a las comidas y bebidas sin añadir calorías a la dieta, por lo que juega un papel importante en el control de la diabetes y en cualquier programa de reducción de peso que combine una nutrición balanceada y actividad física.
A diferencia del azúcar, nuestro organismo no convierte la sucralosa en calorías para obtener energía, sin embargo, la sucralosa activa las mismas papilas gustativas que el azúcar en la lengua.
La mayor parte de la sucralosa consumida no es absorbida y pasa intacta a través del cuerpo hasta ser excretada en la orina, por lo tanto, no se acumula en el organismo.
Es extremadamente versátil, al poseer el mismo sabor del azúcar en una intensidad elevada puede ser usado en una infinidad de productos alimenticios, golosinas, postres, bebidas y en las más sabrosas recetas.
La sucralosa ha sido estudiada exhaustivamente, se han realizado cientos de estudios científicos a lo largo de más de 20 años de investigación y se ha concluido que es apta para el consumo humano incluso en altas cantidades. No ha mostrado interacciones con medicamentos. Apto para su uso en personas con diabetes, hipertensión arterial y fenilcetonuria (PKU).